martes, 23 de octubre de 2012

¿Nadie es culpable?

El Instituto Nacional de Estadística acaba de publicar los datos provisionales de la Encuesta de Condiciones de Vida en España 2012, en la que entre otras magnitudes, se refleja la disminución del 1,9% de los ingresos medios anuales de los hogares españoles. Así mismo indica como el 21,1% de la población residente en España está por debajo del umbral de riesgo de pobreza.

Si estas magnitudes, a nivel nacional son preocupantes, cuando conocemos los datos de Andalucía estos pasan a un 31,7% que ya el año anterior sufría nuestra comunidad en cuanto a la población empobrecida.

El valor del umbral de pobreza se obtiene multiplicando 7.354,6 euros por el número de personas que existen en el hogar. Por ejemplo, para un hogar de un adulto el umbral es de 7.354,6 euros, para un hogar de dos adultos es de 11.031,9 euros (ó 5.516,0  euros por persona), para un hogar de dos adultos y un menor de 14 años es de 13.238,3 euros (ó 4.412,8 euros por persona), para un hogar de dos adultos y dos menores de 14 años es de 15.444,7 euros (ó 3.861,2 euros por persona).

Ciertamente  puede realizarse una reflexión fácil de la que se concluya que cuando haya pasado la crisis variará esta situación, pero en el trasfondo de la frialdad de los datos están personas que sufren en desamparo y se están viendo desplazadas de la sociedad, por un modelo que ha primado a los que más tienen.

No es cuestión de crisis, es cuestión de valores, y mientras la persona no está en el centro de nuestros objetivos, esto será un círculo vicioso que periódicamente irá dejando a millones de hombres y mujeres en el camino de la pobreza, en un mundo en el que los bienes, justamente distribuidos y teniendo siempre presente a los más débiles, llegarían a todos.

Otro mundo es posible. Vive sencillamente, para que sencillamente otros pueda vivir.

jueves, 30 de agosto de 2012

¿Quién los defiente? Tú eres su esperanza


 

El futuro social de nuestra sociedad, así como su desarrollo político y económicodepends on the extent to which its children grow up happy, depende de la medida en que sus niños y niñas crezcan felices, healthy, well-educated, safe and self-condent.sanos, educados y seguros.
 
 
International studies show that child poverty and socialEstudios internacionales muestran que la pobreza infantil y laexclusion lead to higher social and economic costs for countries. exclusión social conducen a un mayor coste social y económico para los países en que existe.
 
In contrast, investing in children who live in poverty leads toPor el contrario, la inversión en erradicar la pobreza que sufren niños y niñas conduce a beneficios económicos reales y ahorro significativo en la vida social, a largo plazo.
 
very real economic benets and to signicant savings in socialChildren who grow up in poverty or social exclusion are lessLos menores que crecen en la pobreza o la exclusión social tienen menos likely to reach their full potential.probabilidades de alcanzar su máximo potencial ey run a higher risy corren un mayor riesgo de being unemployed and living in persistent poverty as adults.estar desempleados en un futuro, viviendo en una pobreza persistente en la edad adulta.
 
Specic groups of children are at high risk of more severe orGrupos específicos de niños están en alto riesgo de graves o muy grave extreme poverty.pobreza extrema, rFor this reason they need particular attenazón por la que es necesaria una atención particular. In Europe alone there are more than 20 million of childrSólo en Europa hay más de 20 millones de niños en risk of poverty. riesgo de pobreza y lo peor es que esteis number is growing as a direct resul número está creciendo como resultado directo de la economic crisis.crisis económica. Many of the services on which children at risk Muchos de los servicios necesarios para atender a los niños que se encuentran en situación de riesgoof poverty depend - including public health, education and de pobreza dependen - incluida la salud pública, la educación y childcare services - have experienced signicant cutbacks sinceservicios de guardería - han  sufrido y seguirán sufriendo recortes significativos, a partir del comienzo de la crisis, como se puede constatar.
 
La crisis, con  haber dado lugar a la pérdida de empleo e crisis has also resulted in a loss of employment and e inseguridad en el trabajo, está produciendo graves consecuencias que se están cebando con las familias más vulnerables, lo cual tiene importantes consecuencias las personas que componen la unidad familiar, pero especialmente para los menores.
 
Mientras que desde 2008, los líderes europeos y españoles no han tardado en reaccionar  para luchar contra la crisis financiera, mostrando una voluntad política sin precedentes que ha llevado consigo aprobar miles de millones de euros para salvar a entidades financieras y otras de la quiebra, en contraste, ha sido un cada vez menor el ahínco puesto para apoyar a las personas empobrecidas y en concreto a la infancia.
 
Solo con voluntad y compromiso coherente de los agentes políticos y sociales, y también, con el esfuerzo personal de cada uno de nosotros, será posible erradicar la pobreza y conseguir que para los más vulnerables, otro mundo sea posible.



viernes, 10 de agosto de 2012

Ante el momento actual


Si queremos definir la situación actual, podemos decir que la clave que la define es la situación de incertidumbre, de desconcierto, donde no sabemos dónde estamos y no conocemos mañana qué nos va a pasar. Cualquier noticia o posible solución planteada en el día de hoy, mañana es cambiada por el gurú de turno y la perplejidad es la nota que a todos nos domina.

Ciertamente estamos en una situación imprevisible en su comienzo, imprevisible en su desarrollo e imprevisible en el futuro.

Momento de amplia complejidad, donde las soluciones no son fáciles y donde las ideas claras y sencillas no son siempre la respuesta adecuada, sino que se precisan de soluciones complejas ante la interrelación de tantos y tan variados elementos.

En este mundo, en esta realidad Cáritas no se cansa de proclamar que la pobreza es cada vez más extensa, más intensa y más crónica.

Vivimos en un mundo cada vez más desigual y más dual, es constatable la fractura social que se está gestando. Es un mundo roto, en un mundo fragmentado, que está viviendo como en dolores de parto. Dios cada vez se hace más presente en los latidos de su ausencia.

Raro es el día en que no constatamos una nueva erosión de los derechos sociales y la protección social hacia las personas. Lo que hace pocos años nos parecía evidente y escaso, y hablábamos de incrementarlo y extenderlo a otros colectivos, ahora se nos pone entre comillas.

Y en este contexto, a Cáritas se le ve, no como una institución que realiza una función complementaria y subsidiaria, sino como una de las pocas organizaciones responsable del trabajo con los más débiles. Es preciso tener un cuidado especial con ello, pues los organismos oficiales no pueden hacer dejación de su misión de amparar a los ciudadanos, sobre todo a los más débiles. Como especifica el artículo 12 de los Derechos Humanos, toda persona tiene derecho “a la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.”

Si vivimos en un mundo más pobre, tenemos que profundizar en trabajar por un mundo más justo.

El retomar que en el centro de la vida social está la persona, con su plena dignidad como imagen de Dios, es un planteamiento básico, por lo que no hemos de poner límite a lo que es humanizar, a lo que es tener una vida digna. “Ante todo la justicia. Ubi societas, ibi ius: toda sociedad elabora un sistema propio de justicia” Cáritas in veritate 6.

Hemos pasado de la crisis de la coyuntura a la crisis de la estructura. Hemos de pasar de la crisis de la emergencia, a construir un nuevo modelo de vida, a unos nuevos valores a compartir. Tenemos que analizar y constatar qué podemos construir, que debemos construir, cual es nuestro espacio para construir.

Tenemos que empezar a construir camino, sabiendo que no lo podemos todo, que no lo debemos todos y que son muchas las limitaciones en nuestro hacer y en nuestro proceder.

La vida verdadera es inexorablemente invención. Tenemos que inventarnos nuestra propia existencia nuestra acción y a la vez este invento no puede ser caprichoso, sino sabiendo que están en juego nuestros hermanos.

El desánimo y desmoralización se instalan; estamos jugando una batalla donde nos parece que ya la hemos perdido. Necesitamos la esperanza, el tono vital para estar en la lucha. Sin esperanza, hemos perdido la batalla.

Constatamos como va naciendo un sentimiento de prejuicio hacia las personas excluidas y es que la pobreza se puede visibilizar por olvido o por saturación. Esto es tremendamente peligroso ya que desde la misma saturación se está volviendo a la invisibilización.

Una pobreza que se hace más extensa está haciendo invisible a una exclusión más severa, muy profunda, a la exclusión de los últimos de los últimos. No podemos dejar de tener muy presente a los últimos.

Hemos que hablar de personas. Cuando se habla de derechos en vez de los derechos de esta persona en concreto, de asegurados en vez de personas aseguradas, de parados en vez de personas humanas que sufren la injusticia de no contar con un trabajo, de desahucios en vez de familias desahuciadas que dejan de gozar de este derecho, es preciso tener muy presente que son personas, no casos. Tenemos que trabajar por la personalización y la humanización.

“Los últimos serán los primeros, los primeros serán los últimos”, esta frase del Evangelio de Mateo ha de ser la norma que ha de guiar la acción de Cáritas, es la norma que ha de guiar nuestro actuar. Cristo se hace presente en ellos.

sábado, 19 de mayo de 2012

Corpus Christi 2012 "Busquemos el bien de todos"



MENSAJE DE LA COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL
EN LA FESTIVIDAD DEL CORPUS CHRISTI, DÍA DE CARIDAD 2012

Celebramos la solemnidad del Corpus Christi y, en ella, el Día de la Caridad ya que  el Cuerpo entregado y la Sangre derramada del Señor constituyen para nosotros a través de la historia, el mismo y único sacrificio redentor de Jesucristo, que es la manifestación mayor de su amor a los hombres.

En la Eucaristía «la unión con el Señor nos lleva al mismo tiempo a la unión con los demás a los que él se entrega» [1] y «nos hace testigos de la compasión de Dios»  por cada hermano y hermana[2]que sufre. Por eso, al contemplar en esta festividad el misterio de la vida entregada por amor, que es la Eucaristía, nuestra mirada y nuestro corazón de pastores se dirigen a todos los hermanos que sufren cualquier necesidad en su cuerpo y en su alma. Para todos ellos tuvo Jesucristo gestos de atención y de ayuda. En estos años se hacen más perceptibles las carencias personales a causa de la crisis que estamos sufriendo. De una forma u otra todos tenemos presente el drama de la pobreza, el hambre y la exclusión social. A las víctimas de estas situaciones queremos ofrecer la entrega solidaria y el mensaje de esperanza que nacen del amor de Dios. Él es  la fuente de la caridad fraterna. Queremos también manifestar nuestro agradecimiento sincero a todos los que ponen sus bienes, su tiempo y su esfuerzo al servicio de los pobres, de los marginados y de los más desposeídos. Agradecemos, también, las oraciones de quienes encomiendan a Dios los hermanos que sufren necesidad, para que les fortalezca en los trances difíciles.

Somos conscientes, además, de que el mandamiento del amor al prójimo no se reduce a la atención de los más pobres y desposeídos, sino que se refiere a todos los hombres y mujeres. Por ello, sentimos la responsabilidad de orar, también, por quienes causan estos desórdenes y por quienes los consienten con su actitud pasiva desde puestos de responsabilidad. Pedimos al Señor que les ayude a tomar conciencia de su error y les conceda luz y fuerza para superarlo.

La pobreza y la exclusión social crecen entre nosotros de manera alarmante

Los efectos de la crisis [3]están afectando de manera dramática a un número creciente de personas.  Baste recordar algunos de los datos que nos ha dado Cáritas Española en el último informe sobre exclusión y desarrollo social en España durante los últimos cuatro años [4].  La tasa de desempleo en España durante el año 2011 fue la más alta de todos los países de la Unión Europea, alcanzando niveles insostenibles del 23% de la población activa, y situando al 49% de los jóvenes sin acceso al trabajo. Uno de cada cuatro españoles está en situación de riesgo de pobreza y exclusión social, consecuencia, en muchos casos, de la pérdida de la vivienda y del trabajo. El número de hogares con todos sus componentes activos en paro ha alcanzado la cifra de 1.425.000, y de ellos 580.000 tampoco reciben ingresos de prestaciones sociales. Por otra parte, la precariedad laboral está generando un sentimiento de temor a perder el trabajo. El Papa Benedicto XVI, reflexionando sobre este problema dice: “El estar sin trabajo mucho tiempo, o la dependencia prolongada de la asistencia pública o privada, mina la libertad y la creatividad de la persona y sus relaciones familiares y sociales, con graves daños en el plano psicológico y espiritual”[5]. Consiguientemente una pobreza de orden material genera otra de orden espiritual. La necesidad de las personas, entonces, es mayor; y su solución más compleja y urgente; “como consecuencia, se producen situaciones de deterioro humano y de desperdicio social” [6].

La pobreza en sus distintas formas se ha hecho más extensa, más intensa y más crónica. Mientras tanto, estamos dando paso a una sociedad más injusta en la que la brecha entre ricos y pobres se hace cada vez más profunda, y aumenta entre nosotros más que en el resto de Estados de la Unión Europea. Ello hace que, un tercio de la población declare tener dificultades para llegar a fin de mes, mientras que otros servicios de lujo han aumentado sus beneficios.

Por otra parte, abriendo la mirada a la realidad mundial, no podemos olvidar que una de cada seis personas no sabe si comerá hoy [7].

La Eucaristía nos hace ser pan partido y repartido

En este contexto, en que muchos cristianos, y hombres y mujeres de buena voluntad, se preguntan angustiados qué podemos hacer, nuestra mirada se dirige a Jesucristo presente en la Eucaristía. En este sacramento se manifiesta especialmente el amor de Dios que estimula en nosotros el ejercicio de la caridad en la forma y grado que a cada uno corresponde.

Ante las necesidades ajenas, Jesucristo se conmueve y muestra su rostro compasivo. Su ejemplo nos enseña que la verdadera compasión  comienza por estar solícitamente atentos a las necesidades de los otros y hacer todo lo posible por remediarlas. Cuando Dios se conmueve ante el drama social, político y religioso de su pueblo,  actúa también y mueve su brazo salvador por medio de Moisés [8]. Jesucristo, con palabras y gestos, lleva a cumplimiento y plenitud la compasión operante de Dios. Y, queriendo contar con los suyos, dirá a sus discípulos «dadles vosotros de comer»; aunque sabe que aquello con lo que cuentan  resulta insuficiente para la gran masa hambrienta y necesitada [9]. Jesucristo, en este signo eucarístico nos muestra muy claramente que la primera obra de caridad es manifestar a las gentes la verdad de Dios, el rostro de Jesucristo [10]. De modo inseparable nos enseña a salir al paso de las necesidades materiales del prójimo. Pero, sobre todo, nos da a entender que “el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo…” (Jn 6, 33). Y cuando le pidieron de ese pan, Jesucristo contestó: “Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás” (Jn 6, 35).

En la multiplicación de los panes y los peces y en las palabras que Jesucristo dirige a quienes, por ello, querían proclamarle rey, quedan establecidas las condiciones o intenciones fundamentales de la Caridad cristiana. La verdadera caridad mira también el alma; y, en la forma oportuna, incluye, por ello, también la intención evangelizadora. El testimonio de la entrega de sí mismo que hace Jesucristo abre el corazón a la esperanza en la vida eterna. Por eso puede decirnos: “el pan que yo os daré es mi carne para la vida del mundo” [11]. “El testimonio de la caridad de Cristo mediante obras de caridad, justicia, paz y desarrollo, forma parte de la evangelización, porque a Jesucristo que nos ama, le interesa todo el hombre” [12].

No olvidemos que “para que el don no humille al otro, no solamente debo darle algo mío, sino a mí mismo; he de ser parte del don como persona”  [13].

Jesús «bendice» y «parte», los alimentos, en clara referencia a la Eucaristía; y los discípulos fueron los encargados de repartirlos. Todos comieron y todavía sobró.  La compasión de Jesús se ha traducido en partir y repartir el pan. Así, el signo de la multiplicación de los panes anticipa el verdadero milagro, el de la Eucaristía, en que Jesús se nos da a sí mismo como pan partido y repartido, como vida totalmente entregada para la vida del mundo. Lo poco, por la acción del Señor todopoderoso, ha sido más que suficiente para muchos. Y Jesús, al darnos su Cuerpo y su Sangre en la Eucaristía, no sólo nos enseña a compartir el pan, sino a hacer de nuestras vidas una mediación de su amor a los más desposeídos. El Señor ha querido necesitarnos para llevar la luz y la vida a los que carecen de ella; luz que nos permite conocer la verdad, y vida que, como el agua prometida por Jesús a la Samaritana, salta hasta la vida eterna  [14]. No podemos olvidar que la Eucaristía nos abre al conocimiento y a la experiencia de Dios que es nuestra mayor necesidad; por tanto, la más importante obra de caridad.

No busquemos nuestro  propio interés, sino el bien de todos

En momentos difíciles tenemos la tentación de refugiarnos cada uno en nuestra seguridad y ceder al “sálvese quien pueda”, o caer en actitudes fatalistas [15]. No podemos quedarnos de brazos cruzados ante la situación de extrema necesidad que viven muchos hermanos nuestros, pensando que no podemos hacer nada con nuestras limitadas fuerzas.

«Que nadie busque su interés, sino el del prójimo», [16] sabiendo que buscar el bien de todos por encima del propio implica hoy tres urgencias o llamadas que nos atrevemos a proponer. Tengamos en cuenta que el Señor, para llevar a término su plan de salvación ha querido necesitar nuestra colaboración libre y sincera.

A.      Es hora de pasar de la compasión a la acción

No es posible vivir ajenos a los cinco millones y medio de hermanos nuestros que no tienen trabajo; a las miles de empresas abocadas a reducir plantillas o a cerrar las puertas; al millón y medio de familias con todos sus miembros en paro. Tampoco podemos ser insensibles ante algunas formas de actuar de personas e instituciones que, llamadas de un modo especial a orientar sus proyectos y acciones con justicia y  transparencia no son ejemplares en el ejercicios de estos deberes. “Se requiere que las finanzas mismas, que han de renovar necesariamente sus estructuras y modos de funcionamiento tras su mala utilización, que ha dañado la economía real, vuelvan a ser un instrumento encaminado a producir mejor riqueza y desarrollo” [17]. Por la misma razón, “la gestión de la empresa no puede tener en cuenta únicamente el interés de sus propietarios, sino también el de todos los otros sujetos que contribuyen a la vida de la empresa: trabajadores, clientes, proveedores de los diversos elementos de producción, la comunidad de referencia” [18]. Sin pretender alusiones a personas o instituciones concretas deberemos tener muy en cuenta para la reflexión de todos los interesados que “el desarrollo es imposible sin hombres rectos, sin operadores económicos y agentes políticos que sientan fuertemente en su conciencia la llamada al bien común” [19].

Es tiempo de convertirnos pasando de la compasión a la acción, y asumiendo un claro compromiso en favor de los más necesitados [20]. Nuestra preocupación por los pobres y los que sufren «debe traducirse, a todos los niveles, en acciones concretas hasta alcanzar decididamente algunas reformas necesarias» [21]. Debemos vencer la tentación de crear necesidades para promover principalmente el desarrollo económico. Por el contrario, ha de procurarse satisfacer necesidades de las personas para promover su desarrollo integral. Es imprescindible mirar a la persona como sujeto de desarrollo, miembro de la comunidad humana, y no como simple consumidor. Hay que lograr que las relaciones de mercado estén sujetas a las exigencias morales de reciprocidad solidaria, como demanda una justa economía social de mercado [22].

B.      Cada uno debemos asumir sinceramente nuestra responsabilidad  

“Defender la verdad, proponerla con humildad y convicción y testimoniarla en la vida son formas exigentes e insustituibles de caridad” [23]. El Señor nos enseña y nos invita a hacernos cargo del otro. Hoy sigue Dios pidiéndonos que seamos responsables de nuestros hermanos [24]. Aquella pregunta con  la que Dios pide cuentas a Caín sobre su hermano, es la pregunta que se nos hace a todos nosotros en este momento histórico: ¿Tú, financiero, empresario, funcionario, sindicalista, empleado..., qué has hecho de tu hermano? Y no vale responder como Caín: “¿Soy acaso guardián de mi hermano?” [25]. No vale decir: yo me ocupo de lo mío y nada tengo que ver con mi hermano, “Al conformarse con Cristo redentor (como se nos ofrece en la Eucaristía), el hombre se percibe como criatura querida por Dios y eternamente elegida por El, llamada a la gracia y a la gloria en toda la plenitud del misterio del que se ha vuelto partícipe en Jesucristo. La configuración con Cristo y la contemplación de su rostro infunden en el cristiano un insuperable anhelo por participar en este mundo, en el ámbito de las relaciones humanas, lo que será realidad en el definitivo, ocupándose en dar de comer, de beber, de vestir, una casa, el cuidado, la acogida y la compañía al Señor que llama a la puerta (Mt 25, 35-37)” [26].

Todos estamos llamados a compartir haciendo verdad en nuestra vida el lema de Cáritas en este año para el Día de la Caridad: «Vive sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir».

C. Debemos dar cabida a la gratuidad

Esto requiere gran dosis de generosidad; por eso hacemos una última llamada a la gratuidad. Trabajemos por la justicia para que todos vean respetados sus derechos. Pero, si de verdad queremos y buscamos el bien de todos, especialmente de los más pobres, habrá que sobrepasar, muchas veces, la justicia legal con la gratuidad propia de la caridad cristiana. La debilidad de unos, la torpeza de otros y las limitaciones de todos, pronostican la presencia de los pobres a través de los tiempos haciendo necesario el ejercicio de la caridad en aras de la justicia social y del bien común. Jesucristo ya nos advirtió que los pobres los tendríamos siempre entre nosotros. (cf. Mt 26, 11).

Nuestras decisiones y opciones en el campo económico, social y  político no se deben sustentar sólo «en  relaciones de derechos y deberes sino, antes y más aún, en relaciones de gratuidad, de misericordia y de comunión» [27].“Es importante urgir una reflexión sobre los deberes que los derechos presuponen, y sin los cuales éstos se convierten en algo arbitrario” [28]. Ello supone que esta reflexión debe hacerse teniendo en cuenta la opción cristiana por los pobres y la realidad de los más débiles y desposeídos [29].

Conclusión

Que Jesús Eucaristía, vida gratuitamente entregada para que todos vivamos, nos ayude a hacer de nuestras vidas una entrega generosa y gratuita, como don de nosotros mismos. De este modo lucharemos contra la crisis; no nos cerraremos cada uno en nuestro propio interés, sino que buscaremos juntos lo que es mejor para todos en coherencia con la lógica del bien común y de la comunicación cristiana de bienes.

Y a cuantos sufrís de manera más viva e intensa los efectos de la crisis, queremos manifestaros nuestra cercanía y afecto; al mismo tiempo nos ponemos a vuestra disposición para apoyaros en vuestros legítimos derechos. Deseamos ayudaros en la medida de nuestras posibilidades, y animaros a mantener la esperanza en la divina Providencia. Por ello imploramos la ayuda del Señor, que es el único capaz de alentar esa esperanza frente a toda desesperanza.

Manifestamos, también, nuestra valoración de cuanto se hace por los pobres desde las instituciones caritativas y desde la realidad familiar, parroquial y apostólica. Animados por ello pedimos al Señor que estimule y bendiga la generosidad sincera y gratuita.

Madrid 18 de mayo de 2012

--------------------------------------------------------------------------------

[1] BENEDICTO XVI, Encíclica Deus caritas est, n. 14.

[2] BENEDICTO XVI, Exhortación Apostólica Sacramentum caritatis, n. 88.

[3] Sobre ella y las múltiples dimensiones que encierra reflexionábamos ya en nuestro Mensaje del Corpus Christi del año 2009. 

[4] Cfr Informe sobre Exclusión y Desarrollo Social en España. Análisis y Perspectivas, 22 de Febrero de 2012.

[5] BENEDICTO XVI, Encíclica Caritas y Veritate, n. 25.

[6] Id.

[7] Cfr Informe de la FAO 2010.

[8] Cfr Ex 3, 7-10.

[9] La mayoría de los relatos hablan de «cinco panes y dos peces» o «siete panes y unos peces» en los otros. En cualquier caso, una cantidad insuficiente para la gran masa hambrienta y necesitada: «cinco mil hombres sin contar mujeres y niños» «cuatro mil hombres», «una multitud».

[10] Cf. JUAN PABLO II Novo Millennio Ineunte, n. 16

[11] Cf. Jn 6, 51

[12] BENEDICTO XVI, Encíclica Caritas in veritate, n. 15

[13] BENEDICTO XVI, Encíclica Deus caritas est, n. 34

[14] Cf. Jn 4, 14

[15] Cfr BENEDICTO XVI, Encíclica Caritas in veritate, n. 42.

[16] 1Cor 10,24.

[17] BENEDICTO XVI, Encíclica Caritas in veritate, n. 65

[18] BENEDICTO XVI, Encíclica Caritas in veritate, n. 40

[19] BENEDICTO XVI, Encíclica Caritas in veritate, n. 71

[20] Cfr. JUAN PABLO II, Encíclica Sollicitudo rei socialis, nn.38 y 39.

[21] Ibid n. 43.

[22] Cfr. Declaración de los obispos de la COMECE, El objetivo de una economía de mercado competitiva y solidaria, 27 de octubre de 2011.

[23] BENEDICTO XVI, Encíclica Caritas in veritate, n. 1

[24] Cfr BENEDICTO XVI, Mensaje de Cuaresma 2012, «Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras»  (Hb 10, 24).

[25] Gn 4, 9.

[26] Compendio de Doctrina Social de la Iglesia n. 58

[27] Ibid n. 5.

[28] BENEDICTO XVI, Encíclica Caritas in veritate, n. 43

[29] Cfr JUAN PABLO II, Encíclica Sollicitudo rei socialis, n. 42.

miércoles, 11 de abril de 2012

Domingo de luna llena de primavera


Se asomaba el día, cuando las mujeres se dirigían  al sepulcro con preciados perfumes.  La mañana estaba en calma, y se oían  los ecos del silencio: ¡El Amor nunca muere. Siempre está vivo, y conmigo viene!

Allí, en la tumba, se iluminó una certeza, se experimentó una Presencia: Jesús ya no está en el sepulcro de piedra. Se encuentra en los Templos Vivientes, en la buena gente, en las manos honradas, en la paz y la alegría, en la justicia y lealtad, en los nombres que amamos, en los ojos que nos aman.

Es Domingo de Luna llena de PRIMAVERA. Es el Paso de Dios. Las flores se abren a la vida, los árboles se cubren de hojas,  los campos nos regalan su armonía. ¡Despertemos a la vida! Somos la Primavera del Espíritu que nos hace cantar Himnos de gozo y alegría. La Pascua de las Flores. Todo es perfume y Belleza. Flor y espiga, pan caliente y vino generoso, sol y brazos abiertos. Estrellas del Sol Resucitado que iluminan la noche oscura de nuestro mundo.

Disfrutemos cada día de vida nueva. Estrenemos vida a cada instante.

Esta es la Hora y el mejor Momento. Recuperemos la risa, persigamos nuestros sueños.

Celebremos la vida que viene de los cielos. Todo está Cristificado.

Vivamos la Bendición de Ser Familia, Comunidad. Somos Bendición unos para otros. Por ser amigos/as, por ser hermanos/as, por tener casa y familia, por los niños que sonríen, jóvenes que buscan, padres que cuidan. Por las personas que llevamos en el corazón. Por la Bondad Divina que nos habita.

Por todo, te damos gracias Señor. Y cuenta con nosotros/as, para que pueda brotar la primavera espiritual en nuestro mundo tan desilusionado.

Feliz Pascua de Resurrección.

Manolo Moreno Reina

viernes, 30 de marzo de 2012

En Jesucrito, el sufrimiento triunfa del sufrimiento

El sufrimiento es lejanía de Dios. Por eso, quien se encuentra en comunión con Dios no puede sufrir. Jesús ha afirmado esta frase del Antiguo Testamento. Precisamente por esto toma sobre sí el sufrimiento del mundo entero y, al hacerlo, triunfa de él. Carga con toda la lejanía de Dios. La copa pasa porque él la bebe. Jesús quiere vencer al sufrimiento del mundo; para ello necesita saborearlo por completo. Así, ciertamente, el sufrimiento sigue siendo lejanía de Dios, pero en la comunión del sufrimiento de Jesucristo el sufrimiento triunfa del sufrimiento y se otorga la comunión con Dios precisamente en el dolor.

Es preciso llevar el sufrimiento para que éste pase. O es el mundo quien lo lleva, y se hunde, o recae sobre Cristo, y es vencido por él. Así, pues, Cristo sufre en representación del mundo. Sólo su sufrimiento es un sufrimiento redentor. Pero también la Iglesia sabe ahora que el sufrimiento del mundo busca a alguno que lo lleve. De forma que, en el seguimiento de Cristo, el sufrimiento recae sobre la Iglesia y ella lo lleva, siendo llevada al mismo tiempo por Cristo. La Iglesia de Jesucristo representa al mundo ante Dios en la medida en que sigue a su Señor cargando con la cruz.

Dios es un Dios que lleva. El Hijo de Dios llevó nuestra carne, llevó la cruz por ello, llevó todos nuestros pecados y, con este acto de llevar, trajo la reconciliación. El que sigue es llamado igualmente a llevar. Ser cristiano consiste en llevar. Lo mismo que Cristo, al llevar la cruz conservó su comunión con el Padre, para el que le sigue, cargar la cruz significa la comunión con Cristo.

El precio de la gracia, Dietrich Bonhoeffer   Película Bonhoeffer - Agente de gracia

sábado, 17 de marzo de 2012

Sirvamos a Cristo en la persona de los pobres


Dichosos los misericordiosos -dice la Escritura-, porque ellos alcanzarán misericordia. La misericordia no es, ciertamente, la última de las bienaventuranzas. Y dice también el salmo: Dichoso el que cuida del pobre y desvalido. Y asimismo: Dichoso el que se apiada y presta. Y en otro lugar: El justo a diario se compadece y da prestado. Hagámonos, pues, dignos de estas bendiciones divinas.

Ni la misma noche ha de interrumpir el ejercicio de nuestra misericordia. No digas al prójimo: Anda, vete; mañana te lo daré. Que no haya solución de continuidad entre nuestra decisión y su cumplimiento. La beneficencia es lo único que no admite dilación.

Parte tu pan con el que tiene hambre, da hospedaje a los pobres que no tienen techo, y ello con prontitud y alegría. Quien practique la misericordia -dice el Apóstol-, que lo haga con jovialidad; esta prontitud y diligencia duplicarán el premio de tu dádiva. Pues lo que se ofrece de mala gana y por fuerza no resulta en modo alguno agradable ni hermoso. Hemos de alegrarnos en vez de entristecernos cuando prestamos algún beneficio. Si quitas las cadenas y la opresión, dice la Escritura, esto es, la avaricia y la reticencia, las dudas y palabras quejumbrosas, ¿qué resultará de ello? Algo grande y admirable. Una gran recompensa. Brillará tu luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana. ¿Y quién hay que no desee la luz y la salud?

Por esto, si me juzgáis digno de alguna atención, siervos de Cristo, hermanos y coherederos suyos, visitemos a Cristo siempre que se presente la ocasión, alimentemos a Cristo, vistamos a Cristo, demos albergue a Cristo, honremos a Cristo, no sólo en la mesa, como Simón, ni sólo con ungüentos, como María, ni sólo en el sepulcro, como José de Arimatea, ni con lo necesario para la sepultura, como aquel que amaba a medias a Cristo, Nicodemo, ni, por último, con oro, incienso y mirra, como los Magos, sino que, ya que el Señor de todo quiere misericordia y no sacrificios, y ya que la compasión está por encima de la grasa de millares de carneros, démosela en la persona de los pobres y de los que están hoy echados en el polvo, para que, al salir de este mundo, nos reciban en las moradas eternas, por el mismo Cristo nuestro Señor, a quien sea la gloria por los siglos. Amén.

De las Disertaciones de san Gregorio de Naciancenozo, obispo
(Disertación 14, Sobre el amor a los pobres, 38. 40: PG 35, 907. 910)