Si estas magnitudes, a nivel nacional son preocupantes,
cuando conocemos los datos de Andalucía estos pasan a un 31,7% que ya el año
anterior sufría nuestra comunidad en cuanto a la población empobrecida.
El valor del umbral de pobreza se obtiene multiplicando
7.354,6 euros por el número de personas que existen en el hogar. Por ejemplo,
para un hogar de un adulto el umbral es de 7.354,6 euros, para un hogar de dos
adultos es de 11.031,9 euros (ó 5.516,0 euros
por persona), para un hogar de dos adultos y un menor de 14 años es de 13.238,3
euros (ó 4.412,8 euros por persona), para un hogar de dos adultos y dos menores
de 14 años es de 15.444,7 euros (ó 3.861,2 euros por persona).
Ciertamente puede
realizarse una reflexión fácil de la que se concluya que cuando haya pasado la
crisis variará esta situación, pero en el trasfondo de la frialdad de los datos
están personas que sufren en desamparo y se están viendo desplazadas de la
sociedad, por un modelo que ha primado a los que más tienen.
No es cuestión de crisis, es cuestión de valores, y mientras
la persona no está en el centro de nuestros objetivos, esto será un círculo
vicioso que periódicamente irá dejando a millones de hombres y mujeres en el
camino de la pobreza, en un mundo en el que los bienes, justamente distribuidos
y teniendo siempre presente a los más débiles, llegarían a todos.
Otro mundo es posible. Vive sencillamente, para que
sencillamente otros pueda vivir.
No son problemas, son personas las que aparecen en cada una de las estadísticas.
ResponderEliminar¡Confiaré y no temeré!