El futuro
social de nuestra sociedad, así como su desarrollo político y económico depende de la medida en que sus niños y niñas crezcan
felices, sanos, educados y seguros.
Estudios internacionales muestran
que la pobreza infantil y la exclusión social
conducen a un mayor coste social y económico para los países en que existe.
Por el contrario, la inversión en erradicar
la pobreza que sufren niños y niñas conduce a beneficios económicos reales y
ahorro significativo en la vida social, a largo plazo.
Los menores que crecen en la pobreza o la exclusión
social tienen menos probabilidades de alcanzar su máximo potencial y corren un mayor
riesgo de estar desempleados en un futuro, viviendo
en una pobreza persistente en la edad adulta.
Grupos específicos de niños están en
alto riesgo de graves o muy grave sufrido y seguirán sufriendo recortes significativos,
a partir del comienzo de la crisis, como se puede constatar. pobreza extrema, r azón por la que es necesaria una
atención particular. Sólo en Europa hay más de 20
millones de niños en
riesgo de pobreza y lo peor es que este número está creciendo como resultado
directo de la crisis
económica. Muchos de los servicios necesarios para atender a
los niños que se encuentran en situación de riesgo
de pobreza dependen - incluida la salud pública, la educación y servicios de guardería - han
La crisis,
con haber dado lugar a la pérdida de
empleo e inseguridad en el trabajo, está produciendo
graves consecuencias que se están cebando con las familias más vulnerables, lo
cual tiene importantes consecuencias las personas que componen la unidad
familiar, pero especialmente para los menores.
Mientras que
desde 2008, los líderes europeos y españoles no han tardado en reaccionar para luchar contra la crisis financiera,
mostrando una voluntad política sin precedentes que ha llevado consigo aprobar
miles de millones de euros para salvar a entidades financieras y otras de la
quiebra, en contraste, ha sido un cada vez menor el ahínco puesto para apoyar a
las personas empobrecidas y en concreto a la infancia.
Solo con
voluntad y compromiso coherente de los agentes políticos y sociales, y también,
con el esfuerzo personal de cada uno de nosotros, será posible erradicar la
pobreza y conseguir que para los más vulnerables, otro mundo sea posible.
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